Es cuando los padres nos aceptan cómo somos, incluida nuestra sexualidad, y nos brindan apoyo incondicional en todas las etapas de nuestra vida. Están presentes, disponibles y dispuestos a escucharnos sin juzgarnos, dándonos estabilidad emocional, creando un ambiente seguro donde podemos expresarnos libremente. Además, nos demuestran su amor e interés genuino en nuestras vidas a través de acciones y participando en actividades significativas juntos. Desde pequeños, nos transmiten confianza y nos ayudan a lidiar con los altibajos emocionales. En resumen, nuestros padres crean un hogar lleno de amor, brindándonos un ambiente cálido y afectuoso.