Implica poner límites, pero no pueden ser demasiado estrictos. Se refiere cuando nuestros padres y madres nos enseñan valores que nos servirán en el futuro y nos aconsejan en lugar de echarnos la bronca cuando nos equivocamos. Es importante establecer normas básicas en casa, pero deben ser justas y todos en la familia deben seguirlas. No podemos tolerar la violencia verbal, todos merecemos respeto y es importante que se enseñe a respetar a todas las personas por igual. También deberíamos tener derecho a tomar decisiones en algunas cosas y que se respete quiénes somos y a quiénes amamos. En definitiva, queremos que nuestros padres nos guíen, pero dentro de una libertad adecuado y que se nos permita para expresarnos y acepten nuestras decisiones, aunque no siempre estén de acuerdo.